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domingo, 1 de mayo de 2016

LA DISCIPLINA



La disciplina es un valor y fruto del esfuerzo continuo o permanente, logrando desarrollar un hábito sólido que permite auto-controlar las emociones que nos pueden desviar de nuestras metas y propósitos.

La disciplina consiste en ser organizado, renunciar a los malos hábitos o cosas innecesarias y administrar nuestro tiempo.

Ser organizado: El hecho de plantearnos una meta a alcanzar implica mucho más que tener el ánimo, el optimismo y la fe para alcanzarlo. Implica administrar los recursos que dispongo para poder orientarme en lo que puedo conseguir. No puedo iniciar el proceso si no realizo un plan operativo o un proyecto de vida.

El orden, significa que aprendas a ser estructurado, dejar a un lado las cosas al azar y empieces a medirte en las circunstancias que te rodean.

Busca ordenar tu vida, a plantear el cómo vas a conseguir las cosas que te proponen.

Renuncia a los malos hábitos: El hecho de vivir por vivir, nos impulsa a impregnarnos en malos hábitos, como la pereza, la impuntualidad, pero además, nos llenamos de un sin fín de cosas y recuerdos innecesarios que sólo estorban.

Los malos hábitos nos atan y no nos dejan sacar el potencial que hay en nosotros. Los primero es aprender a superarlos, incluso en aquellos que se han convertido en vicios.

Un mal hábito es aquel que nos desgasta y no nos permite desarrollar el autocontrol de nuestros impulsos.

Gestión del tiempo: La impuntualidad es algo que debe ser quitado de raíz. Pero hay otro problema al cual nos vemos embargados y es el realizar diversas cosas, lo cual es imposible si no gestionamos bien el tiempo.

Realizar un cronograma de actividades, medirlas de forma realista y proponernos cumplirlas en ese tiempo, nos permite desarrollar la habilidad de cumplir las cosas en el tiempo dispuesto.

No implica hacer las cosas de forma rápida, sino bien hechas en el menor tiempo disponible.

Ver el siguiente video:



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