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Traemos esta frase, inspirada en los bebés, o cuando éramos unos pequeñuelos. Cuando teníamos hambre, llorábamos, lo mismo para cuando teníamos sed, frío, dolor, entre otras muchas más. El berrinche era nuestra única alternativa de solución.
Cuando fuimos creciendo, nuestros padres, nos quitaron ese hábito o si no, crecimos siendo unos malcriados. Incluso, las mascotas de nuestra casa, nos exigen y por ende nos doblegamos a sus exigencias.
El exigir es la mutación del berrinche. Ya no lloramos, exigimos con autoridad. Esa exigencia, implica que el otro haga algo para mi, como lo hace un empleador con sus empleados.
Ahora, debemos aprender a exigir y no a soportar en silencio lo que deseábamos que fuese. Si tenemos una pareja, debemos exigir fidelidad, como por ejemplo. Y si esa persona, no nos cumple, no debemos rogar, debemos es romper esa relación. Esa es nuestra nueva forma de tomar las cosas, para que se cumpla lo que exigimos.
Algunas mujeres son expertas en exigir de forma caprichosa pero no debemos serlo de esa forma. El exigir con autoridad, responde a lo que tenemos derecho y lo queremos de otro, pero no sobrepasando sus limitaciones, sino lo que le corresponde a él o ella, darme por derecho natural.
A un empleado, no le puedo exigir que trabaje hasta las diez de la noche, sino hasta las seis de la tarde. Pero si le puedo exigir que llegue temprano o puntual, que no se quede dormido mientras trabaja, entre otras.
Ahora, debemos también auto-exigirnos en algo para cumplir nuestros objetivos personales, en algo de debemos hacer y en algo que debemos dejar de hacer.
¿Qué debes dejar de hacer?
¿Qué debes hacer ahora para cumplir tus metas?
Ver el siguiente video de una mascota que exige por un pedazo de carne:
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